El sistema digestivo presenta organizaciones muy diversas tanto en los animales invertebrados como en los vertebrados. Sin embargo, el aparato digestivo de los vertebrados es, en general, un tubo hueco que recorre el organismo en dirección longitudinal, abierto en sus extremos, la boca y el ano. Aunque hay profundas diferencias dependiendo del tipo de dieta que tienen los diferentes grupos de animales, no sólo morfológicas sino también fisiológicas, vamos a describir una estructura general refiriéndonos principalmente a los mamíferos de dieta omnívora.
En el aparato digestivo pueden distinguirse las siguientes partes: zona cefálica, zona del tronco y las grandes glándulas anexas: hígado y páncreas (Figura 1).
La zona cefálica está formada por la cavidad bucal, provista de dientes, glándulas salivales y lengua, y por la faringe, la cual comunica con el sistema respiratorio y en cuya entrada se encuentran las amígdalas como órganos de defensa inmunitaria. La cavidad bucal y la nasal se encuentran separadas en vertebrados terrestres por el paladar, excepto a nivel de faringe. Tanto el paladar anterior duro como el posterior blando están revestidos por el mismo epitelio que la cavidad bucal: epitelio estratificado plano. La parte cefálica presenta una organización más irregular y variable que el resto del tubo digestivo. La función de la zona cefálica es la digestión mecánica, adición de enzimas degradativas como las amilasas, la deglución, así como la percepción del sabor.
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